domingo, 8 de junio de 2014

Revolución Mexicana

La Revolución Mexicana en México se celebra con tradicionales festividades como las kermeses, desfiles, presentaciones, corridos, poesías, etcétera. 
En las Kermeses se ofrecen antojitos mexicanos como: enchiladas, tostadas, pozole, menudo, tacos, flautas y una inigualable cantidad de platillos: además existen juegos como el registro civil, pintacaritas, hay cine, minidiscos y muchas cosas más; de fondo podemos escuchar canciones típicas que nos recuerdan la grandeza del folklor mexicano como: la Adelita, la rielera, carabina 30-30, la muerte de Emiliano Zapata.
Hay también por las principales calles de las ciudades desfiles donde participan generalmente las escuelas públicas, allí se pueden apreciar representaciones de lo sucedido el 20 de noviembre, así como escenas relativas a la época con los personajes que engalanan la fecha.

                       

                         












Huicholes y Tarahumaras.


Huicholes:

En Nierika, uno de los aspectos más importantes es la experiencia con los pueblos índigenas de México, uno de los valuartes es la apreciación de las Artes populares y cultura mexicana con sus costumbres y tradiciones. Uno de los mas apreciados es sin duda el Arte Huichol o wixarika. Tenemos la más alta estima y respeto para esta etnia Huichol (wixarika) y creemos que merecen ser valorados y respetados, es por eso que nos sentimos honrados de traerle su arte para que lo conozca y lo aprecie. Así como nos interesa difundir su cultura, tradiciones y costumbres, es por ello que intentamos contribuir a que sea conocida y apreciada por el mundo entero.




Tarahumaras:


Los tarahumaras se llaman a sí mismos rarámuris que significa corredores a pie; proviene de las raíces: rara (pie) y muri (correr).

Habitan la parte de la Sierra Madre Occidental que atraviesa el estado de Chihuahua y el suroeste de Durango y Sonora; como habitan un espacio muy amplio a su territorio también se le denomina sierra Tarahumara.

La lengua tarahumara forma parte de la familia yuto-azteca, que se extiende desde Utah en los Estados Unidos hasta Centroamérica. Existen diferencias dialectales en la lengua tarahumara que, sin llegar a ser muy profundas, provocan una cierta inteligibilidad entre todos los hablantes de tarahumara.

Los tarahumaras fabrican objetos para satisfacer las necesidades de la familia tanto para el uso cotidiano como para las ceremonias y rituales. La producción de estos objetos está dirigida primeramente al autoconsumo y el excedente se comercializa.

Las mujeres hacen ollas de barro, cajetes, platos, vasos, tazas y jarros; en algunos lugares también usan la palma y palmilla para tejer canastas de diversos tamaños.

Los hombres fabrican violines, bolas, arcos y tambores, bateas, cucharas y tallan figuras con madera. Unos y otros tejen cobijas y fajas de lana con figuras geométricas.

La vestimenta tradicional de las mujeres es una falda estampada, que se le da volúmen con otras faldas que usan debajo, una blusa y una pañoleta alrededor de la cabeza; y del hombre es un blusón de manta, una tágora de manta dispuesto a manera de calzón amarrado a la cintura con una faja y una banda en la cabeza.

Los rarámuris se han destacado como corredores de alta resistencia.





Artesanías


México es un país joven en cuanto a su conformación como república. Sin embargo, las tradiciones y cultura mexicanas tienen una larga historia. Las pinturas murales de los aztecas y mayas dan una idea de su vida social y religiosa, así como de su fascinante cosmogonía. Los retratos y pinturas religiosas de Miguel Cabrera reflejan el carácter de la Nueva España, y la escuela neoclásica de finales del siglo XIX destila una fuerte influencia europea.

La Revolución Mexicana trajo consigo una urgente necesidad de desarrollar una identidad propia basada en los modelos regionales y las tradiciones. Con artistas como José Clemente Orozco, Diego Rivera y David Alfaro Siqueiros dirigiendo el ámbito de la pintura; Pablo Moncayo, Carlos Chávez y Silvestre Revueltas el de la música; y Manuel y Lola Álvarez Bravo el de la fotografía, México encontró gradualmente su propia manera de expresarse en el arte contemporáneo.

En la segunda mitad del siglo XX, un nuevo movimiento artístico ocupó el escenario con un manifiesto totalmente opuesto al de sus predecesores. Paisajes tradicionales, retratos de indígenas y temas folclóricos dieron paso a las pinturas abstractas de Manuel Felguérez, Rufino Tamayo y Luis Nishisawa, quienes se convirtieron en los representantes de la Generación de la Ruptura.

Para los aztecas no existía una diferencia entre las artes y las artesanías. Por lo tanto, la cerámica, la cestería y los textiles formaban parte de la producción artística del México prehispánico. En la actualidad, las manos artesanas preservan sus habilidades en los distintos pueblos del país. Hermosos tapetes de Teotitlán, Oaxaca, piezas únicas de cerámica de Quiroga, Michoacán, y la mundialmente conocida talavera de Puebla son sólo algunos ejemplos de la amplia variedad de artesanías que México ofrece a quienes aman la cultura.

Un viaje por este país significa una travesía al interior de las culturas antiguas y el rico presente. En forma de tapete, cerámica o vestido tradicional –cualquiera de las formas en que decidas llevarte un recuerdo de México–, dale la bienvenida a su pasado y presente en tu hogar.

             

           


           





Alfarería


                                        



La alfarería es el antiguo arte de crear objetos decorativos, prácticos o artísticos de todo tipo a partir del modelado de arcilla blanda.

La alfarería, por lo general, se realiza modelando la arcilla con las manos sobre una base que gira incesantemente, haciendo que la arcilla se mueva hacia arriba y hacia fuera. Debido a esto es que alfarería también suele ser conocida por el nombre de “modelado en torno”.

La fabricación de objetos con arcilla o cerámica es uno de los artes más antiguos de la humanidad, y en un principio su objetivo principal fue el de crear objetos y recipientes capaces de contener líquidos.

Los orígenes de la alfarería se encuentran hace más de 10.000 años, en la Era Neolítica, donde el sustento de los pueblos se centraba en el cultivo de la tierra. No obstante, los vestigios más antiguos de la alfaferería se encuentran en la cerámica Jomon proveniente de Japón hace unos 12.000 años. En Latinoamérica, específicamente en el Perú, se han encontrado objetos de alfarería muy antiguos, los de Kotosh-Huayrajirca, que datan de alrededor del año 1850 antes de Cristo. Estos recipientes Kotosh, que estaban pintados de rojo y amarillo, no sólo cumplían con el rol contenedor, sino que además servían como objetos decorativos, y muchas veces eran utilizados en rituales sagrados.

Hoy en día, con la utilización del torno, los alfareros pueden crear a partir de la arcilla objetos redondos y simétricos como vasijas, platos, bowls y cilindros. Luego de dar la forma deseada, la arcilla se deja secar, pero debido a su gran fragilidad es necesario someterla a un proceso de cocción a nada menos que 1020ºC, y solo así es posible que se endurezca por completo. A este proceso de cocción se le llama bizcochado.

Una vez que la arcilla ha sido modelada y bizcochada es posible pintarla, sin embargo, para poder fijar los colores es necesario someterla nuevamente al calor, proceso denominado horneado de esmalte.






sábado, 7 de junio de 2014

Nochebuena.





Nochebuena, es la celebración que se lleva a cabo el 24 de diciembre, o sea de manera "previa" al nacimiento de Jesús, como una preparación festiva, ya que se celebra su nacimiento propiamente tal el 25 de diciembre (nadie sabe a ciencia cierta cuando nació, pero tradicionalmente asociamos el acontecimiento a está fecha).

Es una distinción sutil, claro, ya que justo a la medianoche se abren los regalos y se celebra el nacimiento de Jesús, pero de todas maneras es interesante: una cosa es la celebración previa, y otra es la "natividad" que esperamos.

Las tradiciones para Nochebuena varían de país en país, pero lo que se suele organizar es una gran cena que reúna ojalá a toda la familia. El menú suele incluir el tradicional pavo acompañado de puré de manzanas, y se bebé champán. No hay ningún motivo de fondo para esto, por lo que en algunos lugares se privilegia la comida tradicional local.

Además durante el día 24 se realizan obras representando el nacimiento de Jesús, se va a misa y se cantan villancicos. El interior de los hogares para esta fecha ya está "temáticamente" decorado para la ocasión, con el árbol navideño y los regalos a sus pies.

Al día siguiente, o sea el 25, después de Nochebuena, lo que se hace es dedicar el día al descanso y la contemplación, se visitan a los familiares y se comparte tranquilamente.





Piñatas








La piñata es una olla de barro o de cartón llena de cacahuates, naranjas, mandarinas, cañas, dulces, jícamas, tejocotes. La olla esta forrada de papel china y con picos de cartòn.

El significado de la piñata es el siguiente: La piñata es el diablo y sus picos los 7 pecados capitales. Pasa un niño con los ojos vendados y su palo es la Fe, ciega e inquebrantable, listo para vencer al diablo, que es romper la piñata. El contenido de la piñata son todas las bienaventuranzas que se ganan al vencer el diablo

El orígen de las piñatas en México comenzó con los colonizadores españoles ya que con ellos llegaron y éstos a su vez, las conocieron por los italianos

Por algunas informaciones se atribuye a Marco Polo haber llevado las piñatas a Italia en el siglo XII después de que las conoció en oriente

En efecto los chinos confeccionaban una figura de vaca, de buey o de bùfalo cubierta con papeles de colores a la que le colgaban instrumentos agrícolas

El buey o la vaca estaban rellenos de semillas de cinco clases que se derramaban cuando los mandarines las golpeaban con varas de diferentes colores. Después de haberla vaciado, se quemaba el papel y era el momento en el que la gente trataba de obtener un poco de esas cenizas ya que eran consideradas de buena suerte para todo el año

Durante las posadas suele cantarse: “¡No quiero oro, ni quiero plata, yo lo que quiero es quebrar la piñata!” como una forma de dar paso a dicha actividad. También, al momento de estarla rompiendo se le canta al participante: “¡Dale, dale, dale, no pierdas el tino, porque si lo pierdes, pierdes el camino; ya le diste una ya le diste dos, ya le diste tres y tu tiempo se acabó!” Otra versión es: “¡Dale, dale, dale, no pierdas el tino, porque si lo pierdes, pierdes el camino; dale, dale, dale, dale y no le dio, quítenle la venda, porque sigo yo!”











Carnaval de Mazatlán.










El Carnaval de Mazatlán se distingue de los otros carnavales del país y del mundo, porque aquí la diversión se ofrece al ritmo de la “banda”; la música de la Tambora regional que de Sinaloa ha trascendido al mundo a través de lo que hoy se llama “la onda grupera”. Además, el programa de esta fiesta, como caso excepcional, incluye actividades de carácter cultural (certámenes de poesía, premio de literatura y espectáculos de enorme calidad artística), con los que la fiesta se extiende a todos sectores de la población y abarca toda la gama de gustos de los porteños y de los turistas.

Los del Carnaval son días de asueto. Sus noches son de juerga desde el ocaso hasta el amanecer. La fiesta transforma la calle en marea de cuerpos que caminan, se estacionan o bailan bajo la influencia de variados géneros musicales. La onda grupera, la banda sinaloense, el mariachi, “los chirrrines” (conjuntos de música ranchera y norteña), la balada, el bolero y el rock conviven en una inusitada promiscuidad. Sin menospreciar géneros, los cuerpos se dejan seducir por el ritmo - erigido en dictador - y, a veces, en compañero de baile. No importa el confeti en la boca ni la harina en la cabeza, importa el estar allí, presente, sin inhibiciones, disfrutando la sensación de exceso, hasta vaciar el bolsillo o hasta agotar las energías.




Durante los cinco días previos al miércoles de ceniza de cada año los mazatlecos celebramos nuestra máxima fiesta. En 1998 el carnaval de Mazatlán cumplió un siglo de existencia en su fase moderna. Cada año, en las fechas de carnestolendas, Mazatlán se transforma no sólo por los adornos que se instalan en algunas de sus calles sino también por la evidente actitud de la población predispuesta a la alegría.

Con todo y ser tan pachangueros, a pesar de que la tambora retumba más que la marimba, los sinaloenses no tenemos la fama de pueblo alegre y jacarandoso como los veracruzanos. La Banda del Recodo de Cruz Lizárraga es un antecedente más directo de la música grupera que los ritmos tropicales y salseros; el baile del caballito o la quebradita puede ser tan vistoso como cualquier danza folklórica; y, los carnavales mazatlecos son tan eufóricos como cualquiera; pero, no hemos ganado, ante el mundo, la imagen de pueblo feliz, aunque sea pobre, como los cubanos. Tampoco logramos que sobresalgan nuestros gozos ni nuestro culto a la belleza femenina por encima de las trifulcas a balazos, como lo hacen los colombianos. Sin embargo, este pueblo tiene claro que lo bronco no riñe con lo bailador.